5.10.05
El "Aplaudidor"
No se si alguna vez se han detenido a analizar, la inmensa cantidad de particulares personajes que pululan por el centro de Santiago. Es un fauna sin fin de locos, borrachos y pintamonos que muchas veces pasan desapercibidos antes nuestros ojos.
Mi teoría dice que si uno camina pensando en cualquier cosa -es decir con la cabeza ocupada en quien sabe que- es más difícil detectarlos, lo mejor es sentarse en algun lugar a observar.
Ayer iba caminando con unos amigos y pasamos por la Plaza de la Constitución. El objetivo era ver una exposición de fotos, pero cuando llegamos, nos fijamos que había toda una banda militar y su buen escuadrón formado esperando a alguien... "Debe ser importante si le trajeron una banda" -dijo mi amigo Pato-(que no es el protagonista de la tan polémica canción de los Chancho en Piedra), asi que nos sentamos a mirar quien iba a salir por esa puerta...
Pasaba y pasaba gente; nos entreteníamos mirando lo aburrido que estaban los milicos de estar parados: unos se rascaban la pierna con la bota, otro le contaba a un amigo una historia semi-fantástica de acción -por lo exagerado de sus movimientos- y adentro los pacos de la guardia mantenían una situación no muy distinta: aburridos como ostras.
Mientras nos reíamos de todos esos detalles (y en especial del paco más pequeño, que tenía como misión tocar la trompeta...saque ud. sus conclusiones)comenzarón a a salir personas de la casa de gobierno, pero simples mortales.
Había varias personas entre descansando y copuchenteando -como nosotros- por lo que daba la sensación de que cada funcionario se sentía saliendo de un reality. Algunos daban pasos glamorosos, llenos de estilo; otros lo intentaban, como la señora que saió cual Lady Dy arreglándose el pañuelo...el problema fue que no se fijo que había un hoyo -si señores, ni en la Moneda se salvan, es un mal nacional que ha destronado al cólera- y tropezó con lentes, cartera y pañuelo incluído. Menos mal que un paco de la guardia la auxilió y no cayó de bruces al suelo...nosotros nos apretábamos la guata de la risa.
En eso, sentimos unos aplausos.. "clap, clap, clap, clap", eran fuertes y decididos, pero se notaba que venían de una persona. Era un hombre de unos 28 años, afirmado a una de las rejas papales. No decía nada, sólo sonreía y aplaudía. A toda persona que saliera...estuvo así media hora más menos.
Lo más gracioso es que miraba para todos lados y aplaudía, como queriendo decir "¡Hey uds. acompáñenme!" Pero mira que curiosidad... cuando salieron los invitados a quienes la bandita estaba destinada, no emitió ni un sólo 'clap'.
¿Quién sería este extraño personaje? ¿Un admirador de la burocracia actual?¿Algún pariente de los de la bandita? ¿Un vago sin nada mejor que hacer?
Salió alguien relacionado con Francia (nunca me entere de quién era exactamente) y la banda interpretó La MArsellesa; no había nada más que ver, asi que nos retiramos, pero el "Aplaudidor" seguía ahí, esperando a su estrella.
Se acabó el tiempo para descubrirlo...tuve que marchar.
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Mi teoría dice que si uno camina pensando en cualquier cosa -es decir con la cabeza ocupada en quien sabe que- es más difícil detectarlos, lo mejor es sentarse en algun lugar a observar.
Ayer iba caminando con unos amigos y pasamos por la Plaza de la Constitución. El objetivo era ver una exposición de fotos, pero cuando llegamos, nos fijamos que había toda una banda militar y su buen escuadrón formado esperando a alguien... "Debe ser importante si le trajeron una banda" -dijo mi amigo Pato-(que no es el protagonista de la tan polémica canción de los Chancho en Piedra), asi que nos sentamos a mirar quien iba a salir por esa puerta...
Pasaba y pasaba gente; nos entreteníamos mirando lo aburrido que estaban los milicos de estar parados: unos se rascaban la pierna con la bota, otro le contaba a un amigo una historia semi-fantástica de acción -por lo exagerado de sus movimientos- y adentro los pacos de la guardia mantenían una situación no muy distinta: aburridos como ostras.
Mientras nos reíamos de todos esos detalles (y en especial del paco más pequeño, que tenía como misión tocar la trompeta...saque ud. sus conclusiones)comenzarón a a salir personas de la casa de gobierno, pero simples mortales.
Había varias personas entre descansando y copuchenteando -como nosotros- por lo que daba la sensación de que cada funcionario se sentía saliendo de un reality. Algunos daban pasos glamorosos, llenos de estilo; otros lo intentaban, como la señora que saió cual Lady Dy arreglándose el pañuelo...el problema fue que no se fijo que había un hoyo -si señores, ni en la Moneda se salvan, es un mal nacional que ha destronado al cólera- y tropezó con lentes, cartera y pañuelo incluído. Menos mal que un paco de la guardia la auxilió y no cayó de bruces al suelo...nosotros nos apretábamos la guata de la risa.
En eso, sentimos unos aplausos.. "clap, clap, clap, clap", eran fuertes y decididos, pero se notaba que venían de una persona. Era un hombre de unos 28 años, afirmado a una de las rejas papales. No decía nada, sólo sonreía y aplaudía. A toda persona que saliera...estuvo así media hora más menos.
Lo más gracioso es que miraba para todos lados y aplaudía, como queriendo decir "¡Hey uds. acompáñenme!" Pero mira que curiosidad... cuando salieron los invitados a quienes la bandita estaba destinada, no emitió ni un sólo 'clap'.
¿Quién sería este extraño personaje? ¿Un admirador de la burocracia actual?¿Algún pariente de los de la bandita? ¿Un vago sin nada mejor que hacer?
Salió alguien relacionado con Francia (nunca me entere de quién era exactamente) y la banda interpretó La MArsellesa; no había nada más que ver, asi que nos retiramos, pero el "Aplaudidor" seguía ahí, esperando a su estrella.
Se acabó el tiempo para descubrirlo...tuve que marchar.
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